miércoles, 13 de julio de 2016

I'll always remember you.

  
    13 de Julio, ya hace 2 semanas que aterricé en Barajas, Madrid y pude abrazar a mis padres, mi hermana y mis tíos, a los que no veía desde hace 10 meses; y a mis amigas, que me prepararon una fiesta sorpresa para darme la bienvenida. Es en el momento de decir hola, ya estoy de vuelta, cuando te das cuenta de que la experiencia ha terminado, y lo que hace 10 meses te llenaba con emoción, ganas y curiosidad, ahora ha sido reemplazado por una sensación extraña, como de vacío. En mi caso me parece que la experiencia ha volado y más que vivirla me la he soñado. Aquí en casa todo sigue igual, excepto yo, que siento como que me falta algo, y es que aunque me he dado cuenta de que echaba mi vida en España más de menos de lo que pensaba, ahora tengo otra vida al otro lado del charco a la que me cuesta decir adiós por el simple hecho de que no es tan fácil decir adiós a la que se ha convertido en tu familia Americana, con la que has compartido cada uno de los días los pasados 10 meses y con los que has creado unos lazos tan fuertes que ni el Océano Atlántico podrá romper. Estar de vuelta sienta bien, pero una foto, un recuerdo, una canción, te sigue recordando a ellos y alguna que otra lagrimilla se escapa. ¿Cómo no voy a acordarme de ellos cuando han hecho posible que todos los días allí contasen desde el primero hasta el último?
    El día 15 de Junio, después de una mañana intensa con el final de biología y el de US History, Alexis me invitó a ir a su casa por la tarde para nadar en su piscina. A eso de las 6 me recogió y a y los pocos minutos estábamos en su casa. Nada más acercarnos a su patio se podía ver una pancarta roa gigante que decía "We will miss you Marina". Muchas de mis amigas estaban allí y me habían preparado esa fiesta para despedirme. Lo único que pude decir fue, "Pero si yo no me voy".
  Despuésde que me coronaran con una corona de América, de hacernos miles de fotos, de nadar, bailar y comer me dieron otra sorpresa. Me habían comprado algunos recuerdos de Buffalove y una camiseta que habían firmado con sus nombres. Pero, sin duda, el mejor regalo fue el tarro lleno de papelitos con recuerdos que ahora tengo en mi habitación y que aún no he sido capaz de abrir.
   Me lo pasé de miedo y me encantó. Para todos aquellos que dicen que hacer amigos en otro país en poco tiempo es imposible, estáis equivocados, no es fácil, pero tampoco imposible, solo hay que encontrar a las personas adecuadas, y yo de esas me llevo unas cuantas.
    Al día siguiente fui con Mikayla y su madre a comer helado para despedirnos. Y el viernes fuimos a cenar con los Bowman para despedirnos de ellos también. Me regalaron un montón de detalles de Buffalove y unas tarjetas gigantes hechas a mano de despedida. El sábado fue el recital de baile de Madeline. Fue salir ella en su primer baile y la abuela Carol, la abuela Barbara y yo empezamos a llorar como magdalenas.
     EL domingo 19 fue el día del padre así que todos los abuelos y aunt Cathi y Kara vinieron a nuestra casa para la barbacoa de celebración. Tacks y yo nos pusimos la camiseta de los Cheerios para ir iguales de padre-hija, pero al final la camiseta se la acabó poniendo Kara.
   El jueves 23 tuve la oportunidad de ir a la graduación de Kara, una auténtica graduación americana, y de conocer al "primo" Nick. Las graduaciones son iguales que en las pelis, las túnicas y los gorritos (que por cierto, cada alumno decora a su gusto), miles de persona en el público, un millón de discursos y la lectura de cada uno de los nombres de los alumnos mientras andan hacia el escenario y les entregan el diploma. La graduación no estuvo mal, pero lo mejor fue la bonfire que hicimos esa noche en familia y por supuesto la comida al día siguiente en el super lujoso Country Club. Después de la comida, volvimos a casa y tocaron las despedidas. Kara me dio un marco con dos fotografías de nosotras en Times Square y en su graduación. Decir adiós digamos que fue fácil porque realmente no dije adiós, fue más un hasta pronto.
   EL sábado 25 tuvimos una mega barbacoa en casa para despedirme. Los vecinos, los abuelos, los tíos y primos de Boston...todo el mundo estaba allí para decirme adiós. Los de Boston me regalaron una camiseta de los Patriots y de los Red Sox. Juro que cuando las abrí creía que Tacks y Emma me iban a echar de casa! Ya que son los equipos contrarios a los suyos. De hecho, Emma me dijo que si me ponía esa camiseta el último día, ella iba a llorar incluso más. 
   Estábamos todos esperando al postre cuando Sidney, Madeline y Nicole sacaron una tarta que ellas mismas habían hecho. Tenía la forma y el aspecto de una caja de Cheerios y con los cereales habían escrito We'll miss you. Casi se me salen alguna lágrima. Después del postre, Mr. Judd lanzó fuegos artificiales y cuando todo el mundo estaba listo para irse a casa, nos dimos cuenta de que Luna había desaparecido. Linterna en mano, nos dividimos en grupos y estuvimos buscándola hasta bien entrada la madrugada, no había ni rastro. Lo que había sido una noche perfecta se había convertido en una pesadilla que, menos mal, se quedó en susto porque a la mañana siguiente Tacks y yo fuimos a recogerla del refugio, donde alguien la había llevado al encontrarla.
   El domingo fue día de compras de regalos y souvenirs para la familia, y por la noche cenamos con los Judd.
  Y así sin darme cuenta y sin parar llegó mi último día en Clarence. Fuimos a comer con la abuela Carol y después tocó intentar cerrar maletas. Alexis y Alina vinieron a despedirme y aunque se fueron llorando, yo no fui capaz de soltar una lágrima. No me podía creer que no las fuese a volver a ver dentro de unos días, o un tiempo. Esa noche fuimos a cenar, como era necesario, BUffalo chicken wings en Duff's con la abuela Carol. Salí del restaurante que parecía que iba a explotar, pero mereció la pena. Y ahí es cuadno llegó la despedida más dura, y por primera vez después de miles de despedidas, no pude contener las lágrimas más, porque salieron solas, lágrimas sinceras. Decir adiós a la que se había convertido en mi abuela y la que había hecho tanto por mi no fue nada fácil. Y por si fuera poco, después de despedir a Carol tuve que despedir a Barbara y a Bill.
Al llegar a casa, los Judd estaban allí para la última cosa que haríamos todos juntos. Cheryl había comprado un montón de Reeses' cups, mis  favortias, y nos las comimos entre todos. Los Judd me regalaron una pulsera con cosas características de Clarence Center o mías (una bici, una canasta, home sweet home, un buffalo) y mi familia me sorprendió con la cmaiseta de My city smells like Cheerios, un marcapáginas de Buffalo y un collar con una M, un Buffalo y una llave en forma de corazón que venía en un paquetito que decía "Our door and heart will be always open for you". Me puse a llorar como una tonta y no fui capaz de parar. Ahora era mi turno así que les di mi regalo, el que llevaba preparando desde hace semanas, el album con todas las fotos del año y comentarios de cada foto. Lo vimos entre todos aunque algunos fueron más valientes que otros...Tacks no quiso ni verlo y Emma se lo subió a su habitación para verlo sola.
   Increíblemente fui capaz de dormir esa noche y de cerrar las maletas. A la mañana siguiente, cargamos todos mis bultos en el coche y nos fuimos al aeropuerto. Después de cruzar los dedos para no pasarme de peso en el equipaje y de conseguir facturar las maletas, esperamos en una cafetería hasta el último minuto que fue posible antes de mi partida. Una de las cosas más duras que he hecho en mi vida ha sido alejarme de Cheryl, Emma y Madeline mientras me decían adiós desde el cristal de la cafetería con lágrimas en los ojos. Tacks me acompañó hasta la puerta de embarque y me dijo que la experiencia no solo había sido buena para mi, había sido increíble para toda su familia y para los vecinos, que esto no era un adiós, era un hasta pronto, y me dio las gracias por haber estado con ellos. Parece increíble ¿verdad? Yo soy la que les tengo que dar las gracias por abrirme las puertas cuando era una desconocida y por dejarme formar parte de su familia y vida desde el primer momento. He tenido la suerte o la desgracia de encontrar a la familia perfecta para mí, digo la desgracia porque se me partió el corazón cuando entré en el avión y el sofocón no se me pasó hasta que aterricé en Atlanta (solo paró porque tenía que estar concentrada para buscar la terminal que me llevaría a Madrid y porque tenía que estar mentalizada para esperar 5 horas yo sola en el aeropuerto). Después de un viaje interminable, de ver 3 películas y de dormir un buen rato, aterricé en Madrid y vi la cara de felicidad de mi familia al verme aparecer con todos los bultos. Yo también estaba feliz, y es que there is no place like home, el único 
problema es que yo ahora tengo dos homes.

   Gracias por seguir mis aventuras a lo largo de estos 10 meses, si tenéis alguna pregunta o vais a ser futuros becados no dudéis en escribirme y hacérmelas saber. It is not a goodbye, it's a see you later.