miércoles, 30 de diciembre de 2015

New York City, the city of dreams...(+114)

   Antes de conseguir la beca, antes incluso de si quiera plantearme que vivir un año en USA fuera posible, ya fantaseaba con viajar a New York City y comprobar, con mis propios ojos que todo lo que dicen la ciudad es verdad. Que es la ciudad que nunca duerme, en la que los sueños se hacen realidad, que Central Park es el pulmón y que el Empire State es tan alto como dicen; que Times Square está siempre abarrotada de gente, o que es la ciudad en la que escuchas cualquier idioma menos inglés.
   Así que podéis imaginar la alegría que me dio cuando mi host mom me dijo hace unos mese que me iban a llevar a NYC y no en unas fechas cual quieras...sino unas semanas antes del día de Navidad! Desde el mismo día que me dieron la noticia empecé una cuenta atrás y marqué bien grande los día que íbamos a estar, del 12 al 14 de Diciembre. Puedo decir que la espera se me hizo larga, pero mentiría, aquí la mayoría de los días se pasan volando y cuando quise darme cuenta ya era 11 de Diciembre y estábamos Maddie, Emma, Cheryl y yo de camino a Rochester, donde pasaríamos la noche en casa de Kara, porque ella y su madre nos acompañarían en este viaje. Me pasé toda la tarde haciendo trabajos y deberes para estar al día, porque no hay recompensa sin sacrificio.
  El sábado 12, nos levantamos bien temprano y pusimos rumbo a NYC. Después de 6 o 7 horas de viaje que pasamos durmiendo, escuchando música, durmiendo más y luego un poco más finalmente empezaron a parecer los primeros edificios y el bullicio de la gran ciudad, estábamos entrando en NYC. Yo miraba embobada por la ventana, sin perder detalle de nada, los taxis amarillos, las calles llenas de gente, los policías dirigiendo el tráfico, los edificios, tan altos, que parecía que no tenían fin...
  Llegamos al hotel, y cual fue mi sorpresa al ver que estábamos nada más y nada menos que en Times Square! ¡Nuestro hotel era una de las esquinas de Times Square! Descargamos el coche y nos registramos en el hotel y nos repartimos las habitaciones, yo dormiría con Kara y su madre. Lo primero que hice cuando llegué a la habitación fue ir corriendo a las ventanas y abrir las cortinas. Cuál fue mi sorpresa cuando vi ante mis ojos, que nuestra habitación daba nada más y nada menos a Times Square. Yo no podía creerme que estuviese allí, mirando desde la ventana del hotel, a toda ese gente, las pantallas gigantes que cambiaban de imágenes cada pocos minutos, el bullicio de los coches y el tráfico...estaba en NYC y no podía aguantarme las ganas de salir de allí y recorrer cada una de sus calles.
  Al poco tiempo dejamos el hotel y nos incorporamos al bullicio de la calle. Puestos de perritos calientes en cada esquina, miles de personas andando a mi alrededor, turistas aquí y allá... Lo primero que hicimos fue ir a conseguir nuestros tickets para Broadway. Mi host mom utilizó el comodín de la exchange student Española que solo va a poder vivir esta experiencia una vez en la vida y no sé cómo pero funcionó y conseguimos unos asientos de escándalo para Aladdin el domingo por la noche. Después fuimos al m&m´s world, donde cada una de nosotras nos compramos una bolsa de m&m´s personalizada, porque tú te ponías el tipo de m&m que querías, y la verdad es que no miento si digo que había más de 50 tipos diferentes. Esa noche cenamos pizza, como es necesario en NYC, y después nos pusimos en marcha, camino al Rockefeller Center. Era de noche, y las luces de Navidad iluminaban cada esquina, en frente de Radio City había una fuente gigantesca y en el centro había unas bolas rojas de las que se ponen en el árbol, las más grandes que yo haya visto nunca. Y en esa misma fuente estaba Papá Noel, con el que Kara y yo nos echamos una foto más felices que nada.
Por fin llegamos al Rockefeller Center y allí estaba, el árbol de Navidad más grande del mundo, iluminado, majestuoso. Después de echarnos tres mil millones de fotos, tarea que no fue fácil debido a que todo el mundo que estaba allí intentaba hacerse fotos por lo que era imposible que alguien quisiera echártela a ti, entramos en el edificio y Cheryl me dijo que íbamos a subir a lo alto de él y ver la ciudad al completo, que era una vista incluso mejor que la del Empire State.
 Todo el rato que estuvimos en la cola del ascensor, una vez en el ascensor, a cada piso que subíamos todo mi cuerpo se impregnaba de una sensación indescriptible, la misma sensación que sentí al aterrizar en Búfalo hace 4 meses...la sensación de que uno de tus sueños está a punto de cumplirse. Y así fue, cuando llegamos al último piso y salí a la azotea del edificio las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, lágrimas de alegría, lágrimas de rabia porque mi madre no pudiese estar ahí conmigo, viviendo su sueño. La vista no se puede describir con palabras, ver todos los edificios iluminados, en la oscuridad de la noche, mientras sientes el viento en la cara y sabes que no estás mirando una foto, que es real, que estás en NYC, en la ciudad e los sueños, la ciudad que nunca duerme, cuando tienes el Empire State de frente, todo iluminado y destacando entre el resto, que todas las historias que has escuchado sobre este maravilloso lugar son ciertas...yo solo puedo decir que esa noche encontré mi lugar favorito en el mundo, y seguro que no soy la única, porque la pareja que tenía al lado se comprometieron esa noche allí, y yo que estaba al lado salgo en la foto del momento en el que el chico se arrodilló y sacó el anillo..estaré en su recuerdo para siempre jajaja
   Llegó la hora de volver al hotel y casi me tuvieron que bajar a rastras de la azotea...con decir que bajé unos cuantos pisos y luego volví a subir...
   La mañana del 13, desayunamos los típicos bagels neoyorquinos y cogimos fuerzas para el largo día que nos esperaba. Anduvimos toda la mañana, entramos en miles de tiendas pero no me compré nada, yo solo quería estar en la calle y andar, andar y andar. Me eché una foto en en frente de un Zara gigantesco que nos encontramos y por fin pude explicarles quién es el hombre que ha hecho posible esta experiencia, una vez más miles de gracias tito Amancio. Nos comimos un perrito caliente y un helado en Central Park, sí, un helado, porque aunque estábamos en Diciembre hacía nada más y nada menos que casi 20 grados. Aunque me hubiese gustado recorrerme Central Park al completo tuvimos que dar media vuelta y volver porque Aladdin estaba a punto de empezar...y un show en Broadway es una cosa que no me podía perder!
 No tengo palabras para describir el espectáculo, cada minuto que pasé sentada en el gran teatro de Broadway me sentí atrapada en una especie de mundo de fantasía gracias a Aladdin y todos los actores. Y allí fue donde comprobé que en NYC se habla cualquier idioma menos inglés porque la familia que estaba detrás de nosotros era mejicana así que cada comentario que hacían era en Español y solo yo podía entenderlo.
  Cuando conseguimos salir del mundo de fantasía y tras 40min de indecisión creados por Maddie que no sabía qué camiseta del show le gustaba más y se quería comprar, nos pusimos de nuevo de camino al Rockefeller Center pero esta vez para patinar en la pista de hielo que hay en frente del árbol. Aunque yo no tenía ni tengo ni idea de patinar fue muy divertido gracias a que Kara me ayudó a despegarme de la barra de seguridad y me llevó por toda la pista. No me caí ni una sola vez! Y de nuevo fuimos testigos de otro enlace matrimonial en el centro de la pista.
   El día 14 por la mañana, Cheryl, Maddie, Emma y yo fuimos a Radio City para ver a las Rockettes! Que son unas bailarinas espectaculares, igual que su show navideño. Mereció muchísimo la pena, fue super divertido y no se me ocurre mejor forma de acabar uno de los viajes que sé voy a recordar el resto de mi vida. Después de las Rockettes, tocó coger el coche de nuevo y volver a la realidad. Cuando salíamos de la ciudad yo miraba cada detalle como el primer día, intentando recordar todo, guardarlo como un tesoro en mi memoria porque quién sabe cuando podré volver a NYC y en Navidad! Espero que sea antes de lo que creo y de la mano de mi mami, porque todo el mundo merece ir a Nueva York al menos una vez en la vida, y yo ya puedo decir que en menos de 5 meses 2 de mis life dreams se han hecho realidad y en 3 días he conocido a Papá Noel, he visto Aladdin en Broadway, me he despertado y la primera vista que he tenido a través de la ventana ha sido Times Square, he patinado sobre hielo, he visto a las Rockettes y he encontrado mi lugar favorito en el mundo, solo puedo decir miles gracias New York City.


                            La vista desde la habitación

                                           Times Square





                                 Favourite place on Earth

                                                     Kara y yo con Santa Claus



                                         Central Park


                        Maddie, Emma y yo en Central Park

                                Aladdin en Broadway





                                    Patinando sobre hielo


                                            Las Rockettes


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