domingo, 24 de abril de 2016

Canada!(+233)

  Todos los recuerdos, momentos y experiencias nuevas que vives en un viaje es lo que cuenta y lo que hace el viaje realmente bueno, con esto quiero decir que la duración de la estancia no determina la calidad del viaje, y es que mi mini excursión de un día al lado Canadiense de las Cataratas de Niágara ha dejado huella en mí, y es por eso que aunque acabo de llegar a casa y tengo cosas que hacer, voy a escribir cada detalle que recuerdo para no olvidarlo jamás.
  El sábado 23, con el sol en la ventana y pasaporte y visa en la mano, pusimos rumbo a Niagara Falls para celebrar el cumpleaños de la tía Cathi y de Kara. Cuando llegamos al super hotel y subimos a las habitaciones para dejar los bultos (sí, parecía que íbamos a estar allí una semana en vez de una noche) me acerqué a abrir la ventana por que la habitación estaba muy oscura y...¡LA VENTANA DABA NADA MÁS Y NADA MENOS QUE A LAS CATARATAS DEL NIÁGARA! Desde la ventana podíamos ver a la perfección no solo la catarata estadounidense, también la canadiense. Cuando conseguimos despegarnos de la ventana bajamos al comedor para reunirnos con los abuelos y con los tíos y primos. Después Emma, Maddie, Cheryl y yo subimos a la habitación y empezamos a decorarla con adornos de cumpleaños para darles una sorpresa después de la cena. Y la cena fue en el restaurante más impresionante que yo haya ido nunca. Cenamos en lo alto del Skylon Tower, que es una torre super alta que está al lado de las cataratas y que se parece a la punta del Empire State. Mientras esperábamos nuestro turno para subir en el ascensor, Tacks y yo nos hicimos unas fotos muy buenas fingiendo que nos caíamos por las catarátas, esas fotos sin duda son las mejores de todo el viaje. Cheryl dice que estuvimos esperando una media hora en la cola del ascensor, pero a mi se me pasó volando. Una vez dentro del ascensor dio la casualidad de que cogí sin darme cuenta el mejor sitio. Era un ascensor de cristal, por lo que puedes ver las vistas mientras vas subiendo y obviamente las vistas eran las Cataratas del Niágara. Casi en la cima de la torre estaba el restaurante. Mientras esperábamos a ser colocados en nuestra mesa me dio la impresión de que las mesas y la gente se movían y entonces me dio por mirar al suelo y exactamente, la plataforma en la que las mesas estaban colocadas giraba de manera que las vistas iban cambiando. Era una pasada. El edifcio tardaba una hora en dar una vuelta completa así que me dio tiempo a ver las cataratas, el casino y las siluetas de los edificiios más grandes de Toronto a lo lejos unas 2 veces. La cena fue deliciosa y el camarero era super simpático. Antes de volver al hotel, subimos al observatorio del Skylon Tower y la sensación fue la misma que cuando estuve en lo alto del Rockefeller Center, era de noche, las luces de Niagara Falls city estaban encendidas, hacía fresquito y el agua de las cataratas iba cambiando de color. Era precioso. Podías oír el ruido del agua cayendo continuamente, sin descanso. Era una sensación muy relajante y si al rumor del agua le sumas que solo Cathi, los abuelos y yo estábamos en el mirador la tranquilidad se multiplica por mil. Después de disfrutar de la naturaleza cogimos un atajo por el casino para llegar al hotel y comenzar la fiesta sorpresa de cumpleaños! La tarta tenía forma de cupcake gigante y era mitad vainilla mitad chocolate. Serían ya las 10 y algo de la noche y Emma, Cathi, uncle Pe, Kara y yo nos fuimos a dar una vuelta a la ciudad mientras Tacks y Ryan probaban suerte en el casino. Cogimos un taxi-furgoneta que nos dejó en la calle con más vida y más turistas de la ciudad. Era tarde así que tampoco había gente en exceso. Compramos tickets y nos fuimos directos a la super noria tipo London Eye para saber cómo eran las vistas desde lo alto. Cuando estábamos arriba del todo, podíamos ver todas las luces y carteles de la ciudad, los taxis y coches, los grandes casinos y casi sin darte cuenta veías como las Cataratas se camuflaban entre los grandes hoteles y casinos. Es una pena que una maravilla natural como las Cataratas del Niágara estén tan rodeadas de urbanización y humanidad...sin embargo no pasan desapercibidas y nor por ello dejan de ser salvajes, terror´ficas y maravillosas al mismo tiempo. Después de la noria, dimos una vuelt a por la feria probando cosas aquí y allá de manera que acabamos en el museo de cera. Actores, actrices, cantantes y demás pero sin duda la mejor parte del museo es el pasillo del terror que tienen. Uncle Pe y yo fuimos los valientes que cruzamos el pasillo y por poco nos perdemos! jaja Cuando encontremos la salida convencimos a las demás para que probaran a cruzarlo y al final acabé yo yendo la primer mientras los demás se escondían a mis espaldas...jajaj típico, dejar que la exchange student vaya primero. Sería más de media noche cuando Emma y yo volvimos a la habitación y nos acostamos lo más silenciosamente que pudimos. 
  Cuando me he despertado esta mañana lo primero que he escuchado ha sido el agua de las cataratas cayendo con más fuerza que nunca. Después de desayunar hemos bajado en una especie de tranvía al paseo de las Cataratas. Nada más llegar la sensación era de que estaba lloviendo, porque estábamos justo al lado de las cataratas por lo que el agua salpica muchísimo. Turistas por todos lados, distintos idiomas y culturas reunidas, admirando una de una de las maravillas del mundo. Y aunque me costó muchísimo, después de hacer millones de fotos tuvimos que volver al hotel porque era hora de irse...
Ya estoy de vuelta en Buffalo, y ahora puedo decir que las Cataratas del Niágara son impresionantes y no me han decepcionado; eso sí, el lado canadiense no se puede comparar con el estadounidense, porque es mil veces mejor. 
  Me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de observar esta maravilla natural dos veces y desde distintos países! Llegué a América sin una bucket list y resulta que me voy a ir con una bien larga y completa gracias a mi maravillosa host family, que está haciendo todo lo posible por hacer que mi año sea inolvidable, y que una vez más me ha demostrado que soy parte de la familia y que me quieren como a una más.

 ¡Vista desde la habitacíon!

 Skylon Tower

 Mirador Skylon Tower

 ¡Cupcake gigante!
 Museo de Cera

















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